lunes, 21 de noviembre de 2016

Tus maletas y mi amor.

  Estoy tan acostumbrada de que me rompas el corazón, que el día en que no lo haces me deprimo por la ausencia de tu falsa indiferencia y tus manías estúpidas que tanto amo. ¿Cómo llegaste tan profundo en mi ser que sólo pienso en formas para avanzar a ti? 
  Me recuerdo cada día que debo olvidarte, y eso me une más a lo que representas. 
Ya parece normal el hacernos daño y luego jugar a que estamos unidos y nos vamos. 
  Somos unos masoquistas empedernidos, no servimos separados, y juntos somos destrucción. 
  Desearía jamás haberte conocido, ni a este lado mío que sólo sale contigo. 
   Cuando me dejes, no cierres la puerta y permite que entre el frío, que congele mi corazón y mate lo que siento, pero nunca te lleves el recuerdo de tus manos recorriendo mi alma, ni mucho menos el sabor ácido de tus labios. 
   Llévate mi dolor y mis días negros cuando te vayas, estos no tendrán sentido sin nuestros gritos desesperados.
  Mientras más lejos estés, más luminoso será el día, los pájaros despertarán, y volverá el olor a flores que tanto extrañaba, todo será superficialmente perfecto.
  Aunque sé que el día en que decidas irte, añoraré el invierno que cargas, ya que terminé amando la oscuridad que guardabas en tus bolsillos, junto tu imposibilidad de sentir lo mismo. 
  Sí, el día en que te vayas deja una nota escondida en el pasillo, diciendo que jamás volverás, mintiéndome, dejándome ir de tus hermosas garras de invierno. Vete, deja un beso en la mesita y retírate, prometiendo que no volverás a voltear jamás.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por tus bellas palabras que han tocado mi alma.
    Atentamente los chicos del chicharrón marino

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