sábado, 7 de enero de 2017

Más que tus besos

  Más que tus besos, extraño tu lejanía e indiferencia, tu distancia e imposibilidad.
  No deseo retenerte, me gusta ese hecho de no necesitarte siempre, de saber que con pequeños cachos de ti soy feliz, que podrías irte hoy mismo sin dejar una nota en la mesa y yo no preguntaría nada.

  Más que tus besos, me alegra no amarte, que podamos ir en diferentes caminos, que una mirada tuya me basta para saber que sientes, y que te irás. 
  
  Déjame una y otra vez, luego vuelve y busca por nadie. Ódiame, olvidando hasta mi nombre, para después preguntar por mí, de nuevo. 

   Más que tus besos, eres tú, tus caricias, tus bastos recuerdos. Esa intensa necesidad que tienes de ser libre, mi aferrado deseo de amar a todo por sobre de ti. 
   
   Y más que tus besos, estamos nosotros, junto con las mil y un razones llenas de excusas sin significado, con nuestros diferentes amores y mentiras. Porque siempre que nos vamos, regresamos al mismo punto donde apareces tú y yo me vuelvo loca, besas mis heridas, tomas mi mano, me miras directo a los ojos y me haces saber que todo va a estar bien. Me dices que no te extraño. Y engañamos por milésima vez a nuestras almas. 
    Te apartas de mí y me susurras que te de un último beso, sin lágrimas. Te llevas mi sed de ti, olvido tu ser y no siento tu ausencia. 
      Y al final, aunque más que tus besos este todo lo demás, es lo único que nos regresa, y acalla cada angustia. Lo que nos une y nos mantiene, lo que no tenemos miedo de expresar, porque en ese momento no hay necesidad de decir nada.