martes, 23 de marzo de 2021

 Me pregunté un día cuando comenzó esto. Este dolor que llega en las noches más solitarias y oscuras, cuando me siento desprotegida y sola, cuando el silencio es tal que se presenta esa voz en mi cabeza diciendo tantas cosas. Esa voz es mi voz. 

Y cada que esto llega y lo supero, pienso que será al última vez, que no volveré a llorar por lo mismo, que no volveré a sentir este mismo dolor. Pero no es así, siempre vuelve, a veces más fuerte, a veces más débil. ¿Cómo alguien puede hundirse a si mismo tantas veces?

A veces aquella voz dura atormentándome por semanas, me captura, y yo misma me vuelvo una prisión. Me quedo sin habla, y mi cuerpo parece manejarse sin razón. Y --- deja de ser ---, ¿Quién es esa chica que veo en el reflejo? No lo sé, pero tampoco puede sonreír. 


Cada cosa que toco se moja, así que intento alejarme de todo para no empaparlo de mi tristeza. Me da miedo romperlo como yo lo estoy. Y a veces me pregunto si será la última vez, si está sí lo será, pero por suerte no lo es. Regresó, a veces mejor, a veces solo finjo que todo está bien. 


No sabría como describirlo, pero sé que se siente como cuando estás enfermo, como una gripe, que sabes que viene a ti una o dos veces al año. Que puede regresar y que, si se descuida, puede acabar mal. 

Porque hay días donde uno sale sin chaqueta y sin paraguas, sale confiando en que la luz del sol te iluminará todo el día, uno no debe tener miedo a hacerlo, pero tampoco controlamos lo que pasa. Simplemente llueve, el aire te congela y vuelves a caer en cama. 

Vuelvo a no poderme levantar, vuelvo a no poder probar nada, no querer nada más que dormir todo el día, no sé si es porque realmente desee descansar o porque no deseo pensar. Mi cuerpo no solo se vuelve débil, sino mi alma, pero a diferencia de cuando me da una resfriado, aquí no hay una medicina que realmente me pueda curar, no puedo explicar los síntomas, ni explicar como se repiten una y otra vez. Solo me siento tonta al descuidarme. 


Hoy el sol brilla, mañana no sé si lo hará. Pero es lo que queda. Esperar que lo mejor pase, y pensar que tengo la suerte de que hoy puedo ser yo. De que hoy las voces están calladas, aunque ya sé cuando se aproximan, ya lo conozco. Noto las nubes aparecer sobre mí, pero está bien. Siempre está todo bien. Siempre ha sido así. 

Es más fácil hablar de la enfermedad cuando uno se siente curado que cuando está enfermo, espero poder seguir contando sobre mi estado. En serio espero que sí.