martes, 19 de octubre de 2021

Aferrada y ahogada en tu ausencia.

Es de nuevo de madrugada. Pensé que las pesadillas habían terminado, y que el insomnio no asecharía de nuevo, pero no era así.

El sosiego me persigue, como yo a la vida, y así nos vamos lentamente hasta el final.

"¿Hola? ¿Estás ahí?", pregunto al tocar a tu puerta.

"Aquí estoy", me dices desde el otro lado, y aun así no puedo verte.

"¿Dónde estás?", toco otra vez, con más fuerza.

"Aquí, sigo aquí." Tu voz se escucha diferente, más profunda, menos llena.

Te mantienes ausente.

Escribo mil y un poemas, en cada esquina de los versos te encuentras, como si las letras te formasen.

Se manchan las paredes de azul, el periodo violeta a empezado otra vez, maldigo por esto.

"¿Dónde estás?" Repito.

"Allá." Me respondes de cerca.

Ahora te siento, tan distante como el sol de la tierra, y aun así quemas cuando estás directo a mí, ¿cómo le explico a mi corazón que ya debe de dejar de latir? La sangre no bombea pero el aire mantiene el ritmo.

La onomatopeya suena, "bom, bom, bom".

Una y otra vez, y otra vez.

Suspiro de nuevo, me une a ti una fuerza que no entiendo. Siguen las cadenas rodeando mis muñecas, y creo que ya me acostumbré a ellas, las marcas son besadas por tu recuerdo.

¡Ay, como extraño tus besos!

"¿Dónde estás?" Mi voz suena ajena.

"A tu lado, ¿no me ves?" Siento la brisa de otoño despeinando mis cabellos, casi puedo palpar tu cuerpo, tus dedos se encuentran enredándose entre mi piel, pero aun así no te observo.

Mojo mis pies en el mar, está pintado de índigo, pero no cualquier índigo, sino índigo pictórico, porque es tan específico como las palabras que rebusco para poder decirte lo que siento.

El río eres tú, me hundo por completo, pero al estar en el fondo encuentro que el líquido está seco. Algo se mancha, yo grito, desaparecemos. "¿Dónde estás?" Susurro a tu oído.

El silencio llena la habitación, abro los ojos por primera vez, te puedo ver frente a mí, un retrato enaltecido de cada unas de tus palabras, tu risa resuena en un lugar lejano que no me alcanza, no estás, entonces me doy cuenta que estoy sola.

En la oscuridad busco tu presencia, en las noches más tristes te invoco, tu voz, tus besos, tus caricias, tú.

Me sonríes sin ser.

Aquí estás. Me sumerjo en ti. Y me pierdo otra vez.

"¿Dónde estoy?" Digo mientras mis ojos se cierran.

"Estás en casa." El silencio se acaba, no hay ya nada, ni siquiera la ausencia permanece.

"Aquí estoy." Y todo se va. Nosotros jamás existimos en realidad.

Estrella

Todavía escucho el sonido de tu ausencia. Suena como el mar rompiendo contra las rocas.

El llanto de un niño. Mi corazón quebrándose. Se desprende de mí algo que desconocía que estaba.

Llevo días escuchando tu voz, parece que invoca mi presencia ¿dónde estás? Sigo aquel eco, y al final puedo ver mi reflejo, soy yo la que estuvo llamando, te buscaba a ti.

El tiempo pasa y creo que el egoísmo es lo que mantiene el deseo, no nos pertenecemos.

Mi ser será llamado por alguien más, lo presiento. Mis sentimientos ya no te reconocen, a veces tampoco a mí.

Supongo que llegamos a esto, es la conclusión de mi trayecto. Dueles pero no hieres, porque no estás, realmente jamás lo estuviste, solo fuiste vapor que salía de mi sentir al pensarte, una sombra que imaginé en las noches que estaba sola, pero por fin fui capaz de ver que faltabas.

Así me he sentido, llenando un hueco que yo misma imaginé. Y lo lamento.