domingo, 21 de febrero de 2016

Querido, tus lágrimas son como mi elixir de la eterna juventud, así que no pares de llorar nunca, amor mío.

Metamorfosis

 Como fenix, las personas renacen de sus cenizas, pero no igual, en pedazos, sin alas, en el suelo bajo la sombra de un árbol viejo, sobre el marchito pasto abandona, y junto a un seco lago.
 Uno vuelve al fondo, viendo las estaciones pasar, tomando el fuego como calor único y sin recuerdos de algún ayer, ni esperanza del mañana, con un hoy corto y a lo lejos una lluvia fría y pesada, el sol saliendo del lado opuesto, atrás de las montañas, un sólo camino, muchas esperas.  
 En soledad ir de nuevo con una risa en la cara, y el saber que la distancia es la mejor cura para el alma.