domingo, 24 de abril de 2016

  ¿Qué haces aquí?, intentando coexistir en el mismo mundo en el cual yo estoy. Sigues frente a mí, compartimiento el venenoso aire del mismo cuarto vacío y oscuro, con tus negros ojos, clavados en otro cielo, escuchando el compas del viento golpeteando la ventana, los mismos ruidos lejanos.

  Estás tan cerca, pero  tan espiritualmente distante. Eres frío y triste, a pesar de que en mis recuerdos quemabas.

  Las llanuras lloran por ti, se anulan los sueños de nubes de colores, y ahora, comparto tu dolor con mi vista, regreso a tierra, y aunque no nos separemos, sólo te veré perecer.

  Nos marcharemos pronto, el denso oxígeno que dejamos se quedará, cesarán los lejanos ruidos, la vida olvidará nuestras tristezas, y tú serás infinito en mi recuerdo.
 Desaparecemos de igual manera, cómo la gente ciega y en apuros. El lugar se irá en nuestros dedos, en tus cabellos, en tus sufridos ojos, todo se arrastrará entre las piernas, subirá como tierra, y terminará quieto, sin almas que lo muevan, siendo sólo un fragmento más de olvido.

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